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miércoles, 19 de octubre de 2016
martes, 24 de noviembre de 2015
MADRE VIEJA
LA MADRE VIEJA
En épocas no muy lejanas
se habla en Arauca de la existencia de una serpiente de siete cabezas; según la
tradición, este ofidio monstruoso tenía las cabezas en la madre vieja, que es
una laguna con vegetales y desechos en estado de descomposición, donde las
babas y otros acuáticos son mudos personajes de los grandes misterios que han
tenido lugar en ella. La punta de la cola se encuentra justamente en el altar
de la iglesia de Santa Bárbara.
Cuenta también la tradición primitivo-popular de Arauca que en el preciso momento que la
serpiente se remueva invirtiendo su posición, es decir, cuando su enorme cabeza
ocupe el lugar que tenía la cola, se produce el hundimiento de la Iglesia de
Santa Bárbara de Arauca. Para sacar la serpiente, hay que tirarle un Viernes
Santo un ramal de anzuelos con siete niños sin bautizo.
Es frecuente escuchar
decir al hombre araucano, "el forastero que bebe de las aguas de la madre
vieja se queda para siempre en Arauca. Tiene como razón destacar lo acogedora
que es esta tierra".
EL SILBON
EL SILBON
Espíritu vagabundo por matar a sus padres. Después de
asesinar a su padre, el hombre fue castigado con un mandador de pescuezo
(típico del llano), al tratar de huir fue mordido por un perro tureko, para concluir
el castigo su abuelo regó sobre sus heridas gran cantidad de aji picante. El
recuerdo y mención de lo sucedido libra a las personas de ser atacadas por este
espíritu errante conocido como el silbón.
El Silbón se presenta a los borrachos en FORMA sombrío.
Otros llaneros le dan forma de hombre alto, flaco. usa sombrero y ataca a los
hombres parranderos y borrachos, a los cuales chupa el ombligo para tomarles el
aguardiente.
La tradición explica que al llegar el silbón a una casa
en las horas nocturnas, descarga el saco y cuenta un a uno los huesos; si no
hay quien pueda escucharlo, un miembro de la familia muere al amanecer.
Otra versión dice que fue un hijo que mato a su padre
para comerle sus "asaduras". El muchacho fue criado toñeco (mimado),
no respetaba a nadie. Un día le dijo a su padre que queria comer visceras de
venado. Su padre se fue de caceria para complacerlo pero tardaba en regresar.
En vista de esto el muchacho se fue a buscarlo y al ver que no traia nada, no
habia podido cazar el venado, lo mato, le saco las visceras y se las llevo a su
madre para que las cocinara. Como no se hablandaban, la madre sospechó que eran
las "asaduras" de su marido. preguntándole al muchacho, quien confesó
la verdad.
De inmediato lo maldijo "pa to la vida". Su hermano
Juan lo persiguió con un "mandador", le sonó una tapara de ají y le
azuzó el perro "tureco" que hasta el fin del mundo lo persigue y le
muerde los talones.
LOS DUENDES
LOS DUENDES
Son ciertos espíritus
traviesos que se encargan de atormentar a las personas de cualquier edad,
especialmente a las muchachas que tienen novio. En algunos casos las picardías
no pasan de cambiar las cosas de su lugar o esconderlas; de revolcar lo que se
halla bien colocado y traer noticias. En otros casos son perversos: cuando se
la dedican a una persona o a una familia entera, van todas las noches a tirar
piedras o terrones en una forma exagerada, que parece un torrencial aguacero de
balasto.
A las jovencitas que
tienen novio y cuando éste está de visita, las fastidian con órdenes o secretos
malignos al oído, que hacen que el pobre joven se indigne y termine el noviazgo.
Si no está presente el muchacho o pretendiente, las perturban en la casa con
órdenes y consejos, hasta que logran que no se realice el matrimonio.
Durante el SUEÑO, estos
espíritus les ocasionan pesadillas, las llaman a un lugar conocido, hasta que
las tornan sonámbulas. Así han encontrado varias vagando lejos de su
residencia; van o vienen por determinado sitio sin darse cuenta ellas de tal
acto, hasta que alguno de la familia o conocido la encuentra en estado de
subconsciencia.
Son incontables los casos
que se conocen, de familias y jóvenes que han tenido que emigrar a sitios
distantes para librarse de tan fastidiosa persecución. No hay ciudad o pueblo,
donde no se hayan conocido estos desastrosos acontecimientos ocasionados por
los duendes.
En una antigua hacienda,
vivía un matrimonio con tres hijas casaderas; todas tenían novio y con
frecuencia hacían fiestas, que no eran más que simples reuniones ejemplares
donde primaban los juegos de salón o las demostraciones artísticas acompañadas
de algún instrumento.
Un sábado en que estaba
revolucionada la casa con la llegada de más invitados, en la cocina se alistaba
la preparación de ricos manjares. La servidumbre se sentía impresionada porque
nada de lo que emprendían podían realizarlo. Resolvieron llamar a la patrona
para advertirle que no se podía hacer nada, porque todo resultaba mal; que
parecía que los diablos estuvieran METIDOS allí, porque no podían realizar el
oficio que les habían asignado. La señora con las tres hijas se alarmaron más,
porque a ellas, en las habitaciones interiores les sucedían iguales cosas.
Cuando la señora entró
sola al salón, escuchó una voz tras de la puerta que decía: "...no se
afane que los invitados no vendrán. Hoy están de honras fúnebres...". Al
escuchar esto lanzó un grito la pobre señora, pero la voz se dejó oír de nuevo:
"...no se asuste, agradézcame el aviso...".
La dama no pudo más. Llamó
a sus tres hijas para contarles lo sucedido y para que le ayudaran a pensar
cómo remediaban lo acontecido. Estaban en conjeturas, cuando llegó un peón
trayendo la misma noticia que había suministrado el duende.
Apenas llegó el esposo lo
puso al corriente de los misteriosos sucesos, manifestándole mudarse
inmediatamente para el pueblo.
El trasteo se efectuó en
la semana siguiente y cuando la dueña estaba sola desempacando baúles y
petacas, escuchó tras de la puerta la misma voz que le decía: "...en que
le puedo servir?. Sabe usted... me vine entre los tremotiles del VIAJE...".
La señora asustada le pregunto: "eres un bicho, un alma en pena o que
eres?". La respuesta no se dejó esperar: "...soy tu amigo, tu fiel
compañero y servidor...".
Así un día y otro día
seguía el duende atormentando a la dama, ocasionándole un nerviosismo
desesperado. Tan pronto el esposo llegó del campo, manifestó su deseo de
trasladar toda la familia a la capital del país. El esposo algo contrariado
porque este viaje le ocasionaba pérdidas en sus negocios, ante la apremiante
situación de intranquilidad y desasosiego tuvo que acceder. Vendieron ambas
posesiones y se marcharon.
Cuentan que cuando la dama
está distribuyendo los muebles y demás enseres del equipaje, la voz volvió a
atormentarla en una FORMA tan pertinaz que ya no tuvo alientos de LUCHAR y
enfermó.
Las hijas alarmadas
llamaron al cura de la parroquia para que fuera a bendecir la casa y hacer
exorcismos. Dicen que fue la única forma de librarse de los tormentos del
duende.
EL MOHAN
EL MOHAN
En algunas regiones le
dicen Poira. Dicen que es un personaje monstruoso, cubierto de pelaje
abundante, que más parece que estuviera envuelto en una luenga cabellera. Tiene
manos grandes, con uñas largas y afiladas como las de una fiera. La diversidad
de leyendas que se cuentan sobre las hazañas o artificios como actúa,
constituyen una riqueza folclórica para esta tierra tolimense.
Los pescadores lo
califican de travieso, andariego, aventurero, brujo y libertino. Se quejan de
hacerles zozobrar sus embarcaciones, de raptarles los mejores bogas, de
robarles las carnadas y los anzuelos; dicen que les enreda las redes de pescar,
les ahuyenta los peces, castiga a los hombres que no oyen misa y trabajan en
día de precepto, llevándoselos a las insondables cavernas que posee en el fondo
de los grandes ríos.
Las lavanderas le dicen
monstruo, enamorado, perseguidor de muchachas, músico, hipnotizador, embaucador
y feroz. Cuentan y no acaban las hazañas más irreales y fabulosas.
Sobre su aspecto físico,
varían las opiniones según el lugar donde habita.
En la región del sur del
Magdalena, comprendida entre los ríos Patá y Saldaña, con quebradas, moyas y
lagunas de Natagaima, Prado y Coyaima, hasta la confluencia del Hilarco, como
límite con Purificación, los ribereños le tienen un pánico atroz porque se les
presenta como una fiera negra, de ojos centelleantes, traicionero y receloso.
Siempre que lo veían, su
fantasmal aparición era indicio de males mayores como inundaciones, terremotos,
pestes, etc. Poseía un palacio subterráneo, tapizado todo de oro, donde
acumulaba muchas piedras preciosas y abundantes tesoros; hacía las veces de centinela,
por eso no quedaba tiempo para enamorar.
En la región central del
Magdalena, desde Hilarco, en Purificación, hasta Guataquicito en Coello, los
episodios eran diferentes. Allí se les presentaba como un hombre gigantesco, de
ojos vivaces tendiendo a rojizos, boca grande, de donde asomaban unos dientes
de oro desiguale; cabellera abundante de color candela y barba larga del mismo
color. Con las muchachas era enamoradizo, juguetón, bastante sociable, muy
obsequioso y serenatero.
Perseguía mucho a las lavanderas
de aquellos puertos, como en la Jabonera, la Rumbosa, el Cachimbo, Etc. A la
manera de un hombre rico, con muchos anillos, que al enamorarse de la muchacha
más linda de la ribera, la llevaba a la cueva subterránea donde tenía otras
mujeres con quienes jugaba y sacaba a la playa en noches de luna. Muchos
pescadores aseguran que oían sus risotadas y griterías.
Bogas, pescadores y
lavanderas lo vieron infinidad de veces en la playa pescando, cocinando,
peinándose; o bajar en una balsa, bien parado, por "la madre del río"
tocando guitarra o flauta.
Entre Guataquicito y Honda
las versiones son distintas: allí era muy sociable. Se presentaba a veces como
un hombre pequeño, musculoso, de ojos vivaces; entablaba charla con los bogas,
salía al mercado a hacer compras, solía parrandear con los mercaderes, pero
luego desaparecía sin dejar huella. En guamo, Méndez, Chimbimbe, Mojabobos,
Bocas de Río Recio, Caracolí y Arrancaplumas lo vieron arreglando atarrayas,
fumando tabaco, cantando y tocando tiple. En noches de tempestad lo han visto
pescando y riendo a carcajadas.
Algunos ribereños aseguran
que existe la Mohana, pero no como consorte del Mohán, sino como personaje
independiente. Comentan que ésta no es feroz, ni les hace travesura en los
ríos; lo único que le atribuyen es que se rapta a los hombres hermosos para
llevarlos a vivir con ella en una cueva tenebrosa.
LA PATA SOLA
LA PATA SOLA
Habita entre la maraña
espesa de la selva virgen, en las cumbres de la llanura. Con la única pata que
tiene avanza con rapidez asombrosa. Es el endriago más temido por colonos,
mineros, cazadores, caminantes, agricultores y leñadores.
Algunos aventureros dicen
que es una mujer bellísima que los llama y los atrae para enamorarlos, pero
avanza hacía la oscuridad del bosque a donde los va conduciendo con sus miradas
lascivas, hasta transformarse en una mujer horrible con ojos de fuego, boca
desproporcionada de donde asoman unos dientes de felino y una cabellera corta y
despeinada que cae sobre el rostro para ocultar su fealdad.
En otras ocasiones, oyen
los lamentos de una mujer extraviada; la gritan para auxiliarla, pero los
quejidos van tornándose más lastimeros a medida que avanza hacia la víctima y
cuando ya está muy cerca, se convierte en una fiera que se lanza sobre la
persona, le chupa la sangre y termina triturándola con sus agudos colmillos.
La defensa de cualquier
persona que la vea, consiste en rodearse de animales domésticos, aunque
advierten que le superan los perros, calificándolos a todos como animales
"benditos".
Se dice que este personaje
fue inventado por los hombres celosos para asustar a sus esposas infieles,
infundirles terror y al mismo tiempo, reconocer las bondades de la selva.
Cuentan que en cierta región del Tolima Grande, un arrendatario tenía como
esposa una mujer muy linda y en ella tuvo tres hijos.
El dueño de la hacienda
deseaba conseguirse una consorte y llamó a uno de los vaqueros de más confianza
para decirle: "...vete a la quebrada y escoje entre las lavanderas la
mejor; luego me dices quién es y cómo es...". El hombre se fue, las
observó a todas detenidamente, al instante distinguió a la esposa de un vaquero
compañero y amigo, que fuera de ser la más joven, era la más hermosa. El
vaquero regresó a darle al patrón la filiación y demás datos sobre la mejor.
Cuando llegó el tiempo de
las "vaquerías", el esposo de la bella relató al vaquero emisario sus
tristezas, se quejó de su esposa, pues la notaba fría, menos cariñosa y ya no
le arreglaba la ropa con la misma asiduidad de antes; vivía de mal genio, era
déspota desde hacía algunos días hasta la fecha. Le confesó que le provocaba
irse lejos, pero le daba pesar con sus hijitos.
El vaquero sabedor del
secreto, compadecido de la situación de su amigo, le contó lo del patrón,
advirtiendo no tener él ninguna culpabilidad.
El entristecido y
traicionado esposo le dio las gracias a su compañero por su franqueza y se fue
a cavilar a solas sobre el asunto y se decía: "...si yo pudiera
convencerme de que mi mujer me engaña con el patrón, que me perdone Dios,
porque no respondo de lo que suceda...". Luego planeó una prueba y se
dirigió a su vivienda. Allí le contó a su esposa que se iba para el pueblo
porque su patrón lo mandaba por la correspondencia; que no regresaba esa noche.
Se despidió de beso y acarició a sus hijos. A galope tendido salió por diversos
lugares para matar el tiempo. Llegó a la cantina y apuró unos tragos de
aguardiente. A eso de las nueve de la noche se fue a pie por entre el monte y
los deshechos a espiar a su mujer.
Serían ya como las diez de
la noche, cuando la mujer, viendo que el marido no llegaba, se fue para la
hacienda en busca de su patrón. El marido, cuando vio que la mujer se dirigía
por el camino que va al hato, salió del escondite, llegó a la casa, encontró a
los niños dormidos y se acostó. Como a la madrugada llegó la infiel muy
tranquila y serena. El esposo le dijo: De donde vienes?. Ella con desenfado le
contestó: de lavar unas ropitas. De noche???, corto el marido.
A los pocos días, el
burlado esposo inventó un nuevo viaje. Montó en su caballo, dio varias vueltas
por un potrero y luego lo guardó en una pesebrera vecina. Ya de noche, se vino
a pie para esconderse en la platanera que quedaba frente a su rancho. Esa noche
la mujer no salió pero llegó el patrón a visitarla. Cuando el rico hacendado
llegó a la puerta, la mujer salió a recibirlo y se arrojó en sus brazos
besándolo y acariciándolo.
El enfurecido esposo que
estaba viendo todo, brincó con la peinilla en alto y sin dar tiempo al
enamorado de librarse del lance, le cortó la cabeza de un solo machetazo. La
mujer, entre sorprendida y horrorizada quiso salir huyendo, pero el energúmeno
marido le asestó tremendo peinillazo al cuadril que le bajo la pierna como si
fuera la rama de un árbol. Ambos murieron casi a la misma hora.Al vaquero le
sentenciaron a cárcel, pero cuando salió al poco tiempo, volvió por los tres
muchachitos y le prendió fuego a la casa.
Las personas aseguran
haberla visto saltando en una sola pata, por sierras, cañadas y caminos,
destilando sangre y lanzando gritos lastimeros. Es el alma en pena de la mujer
infiel que vaga por montes, valles y llanuras, que deshonró a sus hijos y no
supo respetar a su esposo.
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